“Necesitamos avanzar en la construcción de una nueva economía”. Así de clara y contundente es la postura de los socios de la cooperativa Coenergía, que este año realizó el balance de la Economía del Bien Común, convirtiéndose en la primera institución de Chile en aplicar dicho instrumento, que busca que cada organización, de manera voluntaria analice y mida el “éxito” de su negocio bajo la luz de indicadores que convierten al ser humano y los valores en los pilares fundamentales.
Los socios de la cooperativa cuentan que la decisión de realizar este balance, no sólo nace por los principios en común que tienen con la Económica del Bien Común, sino porque consideraron positivo probar un instrumento que les ayude a mirarse para establecer las oportunidades de mejora en aspectos que tienen que ver con lo valórico y humano.
El proceso, – señalan – les permitió enfrentarse ante preguntas sobre temas que antes no habían ocupado sus discusiones, por ejemplo, el recabar información de sus proveedores a fin de garantizar que mantienen una relación comercial con empresas que no emplean mano de obra de niños y que no fomentan modelos de esclavitud, y más bien apuestan por el comercio justo.
Otra pregunta que se convirtió en un tema a pensar tienen que ver con el medir las prácticas sustentables. Si bien la cooperativa desde siempre recicla y guarda todos los materiales sobrantes para donar cuando se presentan situaciones de emergencia en el país. Estas acciones son parte de su dinámica cotidiana y hasta casi instintiva, pero no de una política consciente que determina ejecutarlas por norma. Ahora toda práctica que apunte a la sustentabilidad del planeta está instalada con mayor fuerza.
Para Co Energía, la experiencia de hacer el balance implicó constatar que el espíritu de la propuesta de economía del bien común calza con su visión; reconocen en positivo, que la dinámica de su cooperativa está sentando las bases para un nuevo sistema por bien común.
Un año después de la llegada a Chile de Cristian Felber, principal promotor de la Economía del Bien Común, a nivel mundial, se logró formar y fortalecer dos grupos de energía conformados por personas, que de manera voluntaria, reflexionan sobre la propuesta e intentan dar a conocer el modelo.
Se busca que más empresas, cooperativas y municipios analicen la posibilidad de aplicar la matriz del Bien Común que apunta a que los valores, como la dignidad humana, solidaridad, sostenibilidad ecológica, justicia social y democracia se conviertan en la base, de un nuevo modelo económico.
A la fecha, a nivel mundial la Economía del Bien Común está presente en 30 países, con 100 campos de energía conformados, 1700 que empresas trabajan en base al modelo, se realizaron 370 balances en empresas y en 20 municipios, además con un Banco del Bien Común.
Una cooperativa que trabaja por el bien común
Coenergía, es una cooperativa que nace el 2011 con la idea de satisfacer la necesidad de trabajo, y con el deseo de apostar por un modelo social que funciona y refleja principios como la dignidad, justicia y equidad.
Mencionan que no trabajan únicamente para subsistir sino porque desean mostrar que las cooperativas de trabajo son un modelo viable capaz de ayudar a transformar la sociedad. Sus socios nos dicen: “entendemos que el espacio laboral es un espacio para aportar a lo social, económico y político”.
Si bien partieron como una cooperativa en el área eléctrica, se están expandiendo a la construcción. El equipo está conformado por 15 personas con tres colaboradores. Los colaboradores son personas que están en vías a ser socios, y de no hacerlo deberán retirarse, pues su lógica es que todos los miembros de la cooperativa sean socios. Se consideran parte de una familia, donde todos reciben el mismo salario.
Todos los lunes se lleva a cabo una asamblea, como espacio democrático y reflexivo, donde cada miembro participa en igualdad de condiciones para delinear y consultar los próximos pasos a seguir.
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