¿En qué, cómo y para qué usamos el dinero? ¿Cómo podemos conciliar la gestión ética de los recursos financieros con el mundo actual?
Muchas veces nos quejamos de la falta de ética financiera en el actuar de determinadas empresas en variados ámbitos y nos indigna o molesta que:
- Lleguen a acuerdos (colusión) para afectar los precios finales a los consumidores
- Presten un mal servicio en relación a lo que se paga por ellos
- No respeten normas laborales
- Contaminen y dañen el medio ambiente
- No sean justas en el trato con sus proveedores
- Afecten la vida, cultura o tradiciones de comunidades
- No respeten normas mínimas de equidad de género o no discriminación
- Ofrezcan “facilidades de pago” que muchas veces implican que estamos pagando dos o tres veces el valor real de un producto en el mediano plazo.
- Etc.
Todo esto nos molesta y nos indigna con justa y absoluta razón. Sin embargo, cuantas son las veces en que nos preguntamos: ¿Qué tan responsables somos de que esto ocurra?, ¿a quién compramos?, ¿por qué adquirimos productos que no nos parecen los más éticos o los más saludables? o ¿cuán responsables somos de la ética financiera de las empresas?
Deberíamos priorizar y privilegiar, a aquellas organizaciones que sí son honestas. Aquellas empresas que buscan deliberadamente contribuir al bien común de la sociedad y de las entidades financieras que evalúan parámetros éticos en el comportamiento de las mismas, no solo los mínimos legales, sino más allá para construir un mejor mundo y en ellas invertir nuestro dinero.
Esto nos lleva a reflexionar acerca del trabajo que debemos hacer en la educación sobre el uso consciente del dinero, preguntas tales como: ¿Qué hacemos con nuestro dinero?, ¿a qué mundo o sociedad sirve?, ¿Qué privilegiamos? Y cuando tenemos excedentes o ahorros ¿en qué lugar o a qué fin los destinamos?, ¿entidades bancarias elegimos?, ¿Qué hacen esos bancos con nuestro dinero?, ¿Qué uso hacen del dinero?, ¿Qué proyectos benefician? ¿nos preguntamos esto? creo que no o muy pocas veces.
Somos autómatas y nos disociamos. Existe o se pretende avanzar hacia una “educación financiera” de la que muchas veces se habla, pero que no centra su mirada en “Valores éticos” sino que solo en cómo ahorrar de mejor manera o como invertir mejor, pero de una forma neutra, sin considerar lo que hay detrás de esa inversión. No podemos solo buscar la rentabilidad financiera o el interés por nuestro dinero, que siendo legítimo, no lo es todo o bien pierde contenido de generación de riqueza y equidad. Es necesario dar una mirada más profunda.
Educación ética financiera en el sentido no neutro, sino que tener claridad sobre en qué invierto y dónde coloco mi dinero. Si conociese el comportamiento de las empresas en las que un banco invierte, ¿estaría dispuesto a colocar mi dinero ahí?. Si hacemos un análisis más profundo de las empresas en que estos dineros están invertidos es altamente probable que para un número importante de éstas se concluiría retirar los fondos de esas organizaciones.
Es hora entonces de preguntarse a quien quiero que sirva mi dinero (el uso consciente) y por otro lado si soy empresa, ¿de dónde obtengo los recursos que necesito?, ¿de entidades correctas y honestas y que lo pueden demostrar o sólo desde el mejor postor en el mercado? Y cuando tengo excedentes en las empresas, ¿en dónde los invierto?, ¿Qué coherencia hay ahí?.
Sin duda, muchas preguntas, pero que deben ser parte de una verdadera educación financiera que se base en a una real ética basada en valores.
La gestión ética de las finanzas desde la mirada de la Economía y el Balance del Bien Común
Ésta óptica mide la contribución de las empresas y organizaciones al bien común general de la sociedad, es un punto importante el que las empresas y organizaciones orientadas en este sentido, puedan trabajar con entidades de crédito éticas (por ejemplo Doble Impacto, Triodos Bank , entre otros) para proveerse de los recursos financieros necesarios para realizar sus actividades, tal como lo plantea esta propuesta.
Y así, como lo plantea el movimiento de Banca Ética, la EBC también “considera que la financiación es un medio para que las organizaciones puedan desarrollar actividades, y por tanto, no debe ser el objetivo de estas organizaciones”. La coherencia y coincidencia de considerar al dinero como medio y no como un fin en sí mismo.
Precisado lo anterior, lo que concretamente propone el Balance del Bien Común y que nos genera una medida de actuación y evaluación, es poder apreciar cuatro aspectos y sus respectivos objetivos:
A) Institucionalización:
El principal objetivo es “desarrollar programas para anclar la gestión ética de las finanzas en la declaración de objetivos de la empresa u organización”. Es decir poner a un mismo nivel los beneficios sociales y los beneficios financieros, o mejor aún, los primeros por sobre los segundos, haciéndonos preguntas tales como: ¿De qué manera está la ética financiera implementada en la empresa?, ¿Con qué medidas se garantiza la estabilidad financiera, en particular cuando la facturación está en declive? O bien ¿Qué tipo de acciones sociales pone en marcha la empresa con los beneficios obtenidos en la propia explotación?
B) Calidad ética y sostenible de los proveedores de servicios financieros
Se busca trabajar con entidades financieras éticas que responden a esta necesidad. Es así que, como empresa, debemos hacernos preguntas, tales como: ¿Qué servicios financieros se utilizan? (Cobros y pagos del negocio, créditos, depósitos, etc.), ¿Quién es el proveedor de estos servicios?, ¿Hasta qué punto están esas instituciones especializadas exclusivamente en servicios financieros sociales y/o sostenibles? y ¿Qué conocemos acerca del enfoque de la ética financiera de la entidad que estamos utilizando?
C) Inversiones financieras orientadas al bien común
El objetivo es que las empresas que se orienten al bien común puedan aportar a desarrollar programas para favorecer objetivos sostenibles a través de sus inversiones y por tanto, como empresas, debemos preguntarnos:
- ¿Qué uso hace la empresa de sus activos financieros
- ¿En dónde invierte la empresa?
- ¿Existen criterios ESG (en siglas en inglés significa, ambiental, social y gobierno corporativo) para las inversiones?
- ¿Qué tratamiento se da a los eventuales intereses?
- Si existe o definimos una renuncia total o parcial de los rendimientos de capital (intereses o dividendos) para inversiones sociales/ecológicas, ya sea:
- Si se invierten en proyectos sociales/sostenibles (ej.: préstamos a proyectos ético/sostenibles, etc.). o
- Si se ha definido algún criterio de exclusión sobre las inversiones (relativas a los socios del proyecto, clientes, proveedores, etc.)
D) Financiación de la organización orientada al bien común
Desarrollar programas para orientar la financiación al bien común y por consiguiente, debemos preguntarnos si: ¿La forma jurídica de la empresa favorece el bien común?, ¿Cómo se financia la organización?, ¿De dónde viene el capital prestado?, ¿se practica la financiación a través de los grupos de interés (clientes, proveedores, etc.)?, ¿Cómo?, etc.
Como plantea el Balance del Bien Común en el tema B1 (ver matriz) “la actitud ante los recursos financieros debe considerar la dignidad humana en primera instancia”.
¿Está presente la ética en mi gestión de recursos financieros?
La Economía del Bien Común (EBC) por medio de su Balance invita a las organizaciones a mirarse a sí mismas a través de la evaluación de sus procesos en pos de una mejora continua. El balance relaciona valores con grupos de interés.
Una organización EBC, dirige su gestión financiera de acuerdo a una ética financiera de principios, busca trabajar con una estructura de financiación que asegura su orientación ética y se esfuerza constantemente por aumentar el porcentaje de fondos propios y por complementar este capital con recursos de socios que también están interesados en la independencia de la organización.
Planteamientos fundamentales planteados por la EBC son:
Independencia financiera: autofinanciación
“Una dotación financiera importante de recursos propios significa tener independencia financiera, nos aporta resiliencia económica y nos protege de influencias externas no deseadas – en especial de crisis financieras”.
Financiación externa orientada al Bien Común
“Cada crédito que pedimos conlleva directamente que aumentemos el valor creado por nuestra organización. De otro modo no podríamos pagar el préstamo más los intereses. La financiación externa que complemente nuestra financiación debe realizarse en primer lugar a través de financiación solidaria, por ejemplo, gracias a clientes que aporten préstamos subordinados o a través de crowdfunding, porque en estos casos los acreedores tienen la misma motivación que la organización. Posteriormente puede empezar a considerarse la financiación a través de banca ética”.
Actitud ética de los proveedores financieros
“La gestión financiera orientada al Bien Común de nuestra organización puede asegurarse gracias a trabajar con proveedores que tengan una actitud ética”
Conclusiones y Desafíos en relación a la ética financiera:
Es en este contexto de la búsqueda de una ética financiera, la creación, hoy más necesaria que nunca, de una Banca Ética o con valores, significa una oportunidad enorme, tanto para inversionistas, que pueden sentirse satisfechos al constatar que su dinero es invertido en programas y proyectos de Desarrollo Sostenible o aportando a empresas y organizaciones de las más diversas expresiones de economía social, que generan un impacto positivo real en las personas, las comunidades y el medio ambiente.
Por otro lado, para estos mismos proyectos para que logren acceder a una fuente de financiamiento confiable que no se basa en especulación y que comparte las dinámicas de los proyectos y se transforma en un socio de acompañamiento en el proceso y trabajo.
Para las personas y de manera creciente, se empieza a tomar conciencia de que no da lo mismo en que se invierte su propio dinero o sus ahorros. Se ha verificado que si la gente posee información suficiente y puede diferenciar entre empresas que generan un trato laboral respetuoso, que no dañan, sino que impactan positivamente al medio ambiente, que se preocupan de las comunidades y aportan al bien común, la propensión a aportar en ellas es mucho mayor que en aquellas que no toman en cuenta estas consideraciones y al contrario, especulan o son contrarias al bien común.
Creemos y tenemos Fe que no y que una economía con Rostro Humano sí es posible en la búsqueda de una ética financiera. Y que un Desarrollo Sostenible y las diversas expresiones de economía social nos entregan hoy una alternativa concreta, real y viable hoy y una Banca con sentido ético contribuirá a canalizar adecuadamente el dinero necesario para aportar a la construcción de un Mundo mejor.